Un Enfoque Integral y Realista para Combatir la Anemia en el Perú

Por Isabel Saavedra, miembro del Comité Médico de ALAFAL

La anemia, una preocupación crítica de salud pública, es un problema que afecta a todos. Aunque el Gobierno ha implementado diversos planes y estrategias para enfrentar este problema, la efectividad de estos esfuerzos aún es cuestionable. El nuevo Plan Multisectorial de lucha contra a Anemia, que busca reducir la prevalencia de anemia a menos del 30% para el 2030, es más realista que sus predecesores. Sin embargo, su éxito dependerá de la colaboración intersectorial y de la capacidad del Estado para adaptarse a condiciones cambiantes y enfrentar eventos imprevistos, como pasó con la pandemia, que reveló debilidades en la coordinación y ejecución de políticas públicas.

La anemia tiene un impacto económico significativo en el Perú. En el año 2021, estudios[1] estimaban que pérdidas económicas superaban los S/ 5,000 millones equivalentes al 0.74% del PBI. Estas pérdidas derivan de la disminución de la productividad laboral y el aumento de los costos en salud.

El presupuesto asignado para combatir la anemia en Perú ha sido considerable, pero la eficiencia en su distribución sigue siendo un desafío. Las regiones rurales, donde la prevalencia de anemia es alarmantemente alta (53.3% en la selva rural, según el Plan Multisectorial de Lucha Contra la Anemia), no siempre reciben recursos de manera adecuada. La movilidad de la población agrava esta situación, creando interrupciones en los tratamientos y dificultando un seguimiento preciso.

Es esencial que el Plan Multisectorial sea flexible y adaptable a las realidades específicas de cada región. Las políticas nacionales deben permitir que los gobiernos regionales implementen estrategias adaptadas a sus necesidades particulares. Existe una alta movilidad en las regiones, lo que dificulta el seguimiento de los tratamientos contra la anemia, resultando en una elevada tasa de abandono que genera gastos sanitarios adicionales al Estado. Otro problema frecuente es sobre la veracidad de la información que proporcionan las madres o cuidadores, en muchos casos registrado con direcciones no acordes a su realidad lo cual dificulta el seguimiento del niño, muchas veces imposibilitando o dificultando la localización del niño durante el proceso de monitoreo, lo que impide la continuidad y efectividad del tratamiento.

Es por ello, que la base de datos demográfica utilizada para la distribución del presupuesto no está actualizada, lo que lleva a una asignación ineficiente de recursos. Mejorar los sistemas de registro y monitoreo es esencial para garantizar que todas las regiones reciban el apoyo necesario y que los tratamientos se completen sin interrupciones.

Además, es crucial ampliar el enfoque más allá de los niños menores de tres años, incluyendo a los niños de cuatro y cinco años que también sufren de anemia pero no reciben la misma atención priorizada que los niños menores de 3 años. La desnutrición crónica, que afecta al 12% de los niños menores de cinco años, debe ser abordada como una causa subyacente crítica de la anemia.

 No basta con distribuir suplementos de hierro; es crucial educar a la población sobre prácticas alimenticias saludables, higiene y saneamiento. La relación entre la parasitosis y la anemia es un ejemplo claro de cómo la falta de conocimiento y recursos puede perpetuar el problema. Intensificar la educación en todas las regiones del país es vital para asegurar la efectividad de los tratamientos y suplementos.

La educación debe abarcar desde la preparación de alimentos ricos en hierro hasta la importancia de mantener una buena higiene y completar los tratamientos. En áreas rurales, la falta de acceso a agua potable y saneamiento básico exacerba la anemia, subrayando la necesidad de un enfoque integral que aborde todas las causas subyacentes.

Combatir la anemia en Perú requiere un enfoque integral que combine una asignación de recursos adecuada, una educación intensiva y una implementación flexible y adaptada a las realidades regionales. Solo así podremos avanzar hacia un país libre de anemia, donde todos los niños y gestantes tengan la oportunidad de vivir una vida saludable y plena. La lucha contra la anemia es tanto un imperativo de salud pública como una necesidad económica y social, y debe ser abordada con la seriedad y el compromiso que requiere.


[1] [1]  Instituto de Estudios Económicos y Sociales (IEES) 

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