Los medicamentos son fundamentales para tratar enfermedades y mejorar la calidad de vida, ya que permiten controlar síntomas, curar infecciones y prevenir complicaciones de salud. Sin embargo, también pueden tener efectos adversos que varían desde síntomas leves, como mareos o náuseas, hasta reacciones graves, como alergias severas o problemas cardíacos.
Una reacción adversa a un medicamento es cualquier efecto no deseado que ocurre tras la administración de un fármaco. A diferencia de los efectos secundarios, que pueden ser esperados y conocidos, las reacciones adversas pueden ser inesperadas y, en ocasiones, graves, requiriendo atención médica inmediata. Reportarlas permite a las autoridades de salud tomar medidas para prevenir futuros incidentes.
Las reacciones adversas más comunes incluyen náuseas, mareos, dolores de cabeza, erupciones cutáneas y reacciones alérgicas. En casos más severos, pueden llevar a hospitalizaciones o incluso ser potencialmente mortales, como las reacciones alérgicas graves que causan anafilaxia.
El Dr. Julián Obregón, miembro del Comité Médico de ALAFAL, explica que una vez que un medicamento está en el mercado, la recopilación de información sobre sus efectos permite a las autoridades de salud realizar un seguimiento continuo de su seguridad. Este proceso ayuda a identificar patrones y tendencias en las reacciones que podrían no haber sido evidentes durante los estudios clínicos. “Al detectar estos riesgos potenciales, las autoridades pueden emitir alertas, actualizar la información de seguridad del medicamento e implementar medidas correctivas para proteger a los pacientes. Sin estos reportes, reacciones adversas poco comunes, pero potencialmente peligrosas, podrían no ser identificadas a tiempo, poniendo en riesgo la salud de los usuarios”, advirtió.
Además, el reporte de sospecha de reacciones adversas nos permite acceder a información de seguridad relacionada a los principios activos o fármacos, como uso indebido, sobredosis, uso fuera de la indicación, abuso o dependencia, falta de eficacia, exposición ocupacional, exposición antes o durante el embarazo, beneficios terapéuticos inesperados, eventos adversos asociados a quejas o reclamos de calidad, interacción farmacológica y errores de medicación.
Algunos medicamentos tienen un mayor potencial para causar reacciones adversas. Por ejemplo, los antibióticos, antiinflamatorios no esteroides (AINEs), antidepresivos y medicamentos cardiovasculares suelen ser responsables de una cantidad significativa de reportes. Esto se debe a su amplio uso y al hecho de que pueden interactuar con otros medicamentos o condiciones de salud. Además, la complejidad de estos medicamentos y sus mecanismos de acción puede aumentar el riesgo de efectos adversos.
Cómo Reportar una Reacción Adversa
Los síntomas de una reacción adversa varían ampliamente. Si se sospecha una reacción adversa, se debe detener el uso del medicamento y buscar atención médica inmediata. Es importante que el paciente anote todos los síntomas experimentados, junto con cualquier otro medicamento que esté tomando.
Para reportar la reacción, existen diversas formas:
- Durante la consulta, informar al médico tratante sobre la reacción.
- Líneas de atención telefónica: Contactos disponibles en el empaque del medicamento.
- Formularios en línea (Pagina web): Del laboratorio fabricante o del Ministerio de Salud (https://www.digemid.minsa.gob.pe/webDigemid/ereporting/ )
- Aplicaciones móviles: Algunas instituciones ofrecen Apps para reportar desde el smartphone.
La notificación de estos eventos es un acto de responsabilidad compartida que puede prevenir futuros daños y mejorar la calidad de los tratamientos, por lo que es necesario estar atentos y proactivos en la comunicación de cualquier efecto adverso, por pequeño que parezca.